Seguir

viernes, 20 de septiembre de 2013

AUSENCIA



(Troya)
Era tan bello tu rostro, y ahora estás en el suelo, tu hermoso pelo moreno  esparcido como un manto sagrado sobre el brillante piso. Ambos habíamos nacido lejos, tú en Grecia, yo en Italia, pero un destino único nos aguardaba, y ha sido un destino infeliz. Ahora me quedo solo en la casa, sumido en profundo dolor. El hijo que tuvimos juntos es un niño todavía. Apenas podré ayudarlo, y él es muy pequeño para ayudarme a mí. Ambos sobreviviremos a este amargo momento pero iremos acompañados de pena y dolor, porque a quien no tiene madre se le hace más difícil hacer amigos y defender sus propias cosas. Con la vista en el suelo, el rostro surcado por las lágrimas, irá a tomar de la mano a otras madres cuando busque protección y yo no esté allí para ayudarlo, y quizás alguien tenga una mirada de piedad para él, pero será como humedecer los labios al sediento. El destino te ha alejado de mí, y para mí,  este dolor será el dolor más grande para siempre, porque no pude escuchar tus últimas palabras, sino, las habría aferrado  y las habría recordado durante toda mi vida, cada día y cada noche.
 Bajo negras nubes, tu cuerpo será homenajeado y colmado de flores, pero pronto serás presa del tiempo, y tu cuerpo, que tanto amaba, estará corrompido. Hermosos vestidos y túnicas tejidas y cosidas por los mejores artesanos y mujeres,  te habías regalado. Iré a nuestra casa, los recogeré y los dejaré que  alimenten el fuego.
Si, ésta es la única pira que pueda encender en tu honor. Te la ofreceré,  por tu gloria, delante de  mujeres y  hombres que te conocieron.

Roberto ángel merlo

miércoles, 21 de agosto de 2013

FINAL Y COMIENZO


FINAL Y COMIENZO
El tipo camina como si el movimiento pudiera sacarlo del peso de los sucesos  de hace un rato. Se mira en las vidrieras  cada tanto, esperando algo que pudiera librarlo de  la nueva tristeza adicional.
El pensamiento siguiente es “voy a extrañarla”, y como quiere detener el chapaleo de la nostalgia  se detiene. Por suerte no hay nadie para atropellarlo en la calle transitada: los que vienen detrás tienen tiempo de sortear al hombre alto, de saco azul y pantalón gris que ahora se mira en la vidriera de una  juguetería. En realidad mira sin ver su propia imagen. No sabe dónde ir. Ahora le sobra el tiempo, demasiado tiempo, y aunque lo había deseado para poder escribir, siente que no tiene ánimo, y que le va a faltar por mucho tiempo. Los muchachos le han improvisado una despedida, que en el fondo no es más que una forma de ayudarlo a superar el trance. Y la verdad es que no tiene un corno de ganas de ir a la despedida.
Gira en redondo. No va. Definitivamente no va. Tal vez si se apurara podría alcanzar a  Marta, mujer que le gusta desde hace tiempo y que tuvo que ver con el desenlace reciente. Ella está a punto de salir del la oficina donde trabaja.
Y piensa en la reunión a la que está faltando. ¿Sentarse a la cabecera de la mesa? ¿Leyría  y  Gutiérrez a sus lados, formando el trío de momias parlantes? ¿Carlos agarrándose una de sus curdas memorables? ¿Lo clásico  de Varela preguntando que comemos y  proponiendo canelones al tuco?
Sabe bien que todo comienzo es difícil, fácil hubiera sido dejar que todo siguiera sin tomar una decisión. Pero es la vida. Y la vida es eso, cambio, renovación, evolución, alcanzar las metas  soñadas  aunque sea doloroso pegar un  golpe de timón. 
Ahora está más convencido. Hay que pasar el mal trago, después vendrán las recompensas por animarse a encarar una nueva vida. Sube las escalinatas del edificio de oficinas haciendo ruido con los mocasines de suela sobre las baldosas blancas. Sus pensamientos le han acelerado el paso. Ya está más animado. Se encara con la puerta de la oficina. La puerta se abre y justo sale Marta.
Ya está viviendo una nueva vida.
roberto angel merlo





















































































































domingo, 21 de julio de 2013

Argentina- Michelle Torr.wmv

Argentina- Michelle Torr.wmv



En otra oportunidad, refiriendo temas musicales, he elogiado a PAULA FERNANDES.
Lo hago ahora  Con MICHELLE TORR, francesa de voz semejante a la Edith Piaf.
En el tema  ARGENTINA nos alienta un poco en momentos de desesperanza.
La música,  nos lleva   siempre a una realidad  soñada.

sábado, 29 de junio de 2013

MOMENTOS



A medida que la primavera asomaba su cara en las calles,  ella salía a fatigar veredas, caminando la tarde con paso dinámico, grácil,  pero sin perder la sorpresa  que pudiera hacerse presente en cualquier umbral. Sentía necesidad de ver cosas, conocerlas, tocarlas, y en esas caminatas diarias no perdía de vista el cabeceo de los sauces que se alineaban en la avenida del pueblo, rematándola en una doble hilera, ni los jardines que comenzaban a florecer.
Y sentada en un banco de la plazoleta, asistía a la victoria de un septiembre ventoso, e  inauguraba en sus ojos la mancha  de multitud de hojas verdes muy pequeñas con fondo de cielo azul, que daban la vuelta en una esquina.
Tan dinámico era su andar, que a veces el pasto tierno todavía mechado por amarillos del invierno, salpicaba sus piernas,  y los bolsillos de su short se iban hinchando con los sonidos de la calle y la plazoleta, esos rumores que sólo  se descubren en un pueblo tranquilo, cuando el oído no percibe  más que la naturaleza que todavía sobrevive en lo que todavía no es una ciudad.
Una tarde, ella volvió con algo más que arena en los pliegues de su blusa, y con alegres movimientos  se sacudió toda una plaza en la cocina.
Ella se dio cuenta de aquello, porque creyó escuchar, bajo la mesa, las voces unos niños, y le pareció que entre los estantes las copas vibraban  por el picar de una pelota.
Abrió los brazos  y miró a su madre disculpándose:
    -No sé que pasa mami.   Solo salí a caminar.
   

 roberto angel merlo

martes, 4 de junio de 2013

CONTENIDO



Creo que es un problema de contenido, ya no se trata de fórmula verbal ni estrategia literaria, sino, de  encontrar  el abrazo  que sacie el hambre que me desvela.
Se trata de hallar  una sílaba cualquiera que nos  involucre., pues, no hay lugar para literatura vegetativa.
Ahora, hay que edificar con los acentos,  borrar la nostalgia, agarrar coraje, y no dejar ni un sorbo de vino mal bebido.
 No basta con amasar las más etéreas palabras, sino de abrir puertas, repartirnos migas, espulgarnos, y hacer huertas, inventar la rueda, descubrir nuevas leyes de gravedad.
Debemos  robar espinas en los jardines de la  incertidumbre, y al fin, borrar el punto final de los cuadernos.
Por eso,  está decidido: tus palabras serán mi espejo,    en el me afeitaré, me cortaré las patillas, me pondré  loción en las mejillas, buscaré en mis  recuerdos lo que no he dicho.
En tus palabras he de verme recién bañado, recién nacido. En él hallaré las contiendas pendientes, lo inhecho, lo imposible.
Sobre cada palabra tuya querré descubrirme renovado. Sobre tus acentos organizaré la gran revuelta.
Está decidido, tus palabras serán mi espejo, el reflejo de lo que tengo puertas adentro. 
Tal vez mis frases se pierdan mañana, y la historia haga una de sus jugadas,  y todo pase a engrosar el gran muro de la nada.


roberto angel merlo

viernes, 31 de mayo de 2013

DESTINOS



Muchas veces se atribuyó a los chinos descubrimientos fantásticos., al margen de la pólvora y la brújula.
Los anteojos no fueron tallados por ellos sino por un físico inglés en 1285. 
Juno, esposa de Júpiter, mediante la lechuga fue protagonista del primer parto sin dolor.
La cesárea nada tiene que ver con Cayo Julio Cesar. Se comenzó a practicar  desde tiempos inmemoriales  en mujeres a punto de fallecer en el parto, salvando la vida del hijo, no así de la madre.
La primera cesárea con éxito, cuando el parto era imposible, fue practicada en el 1500 por un castrador de cerdos. Jacques Nufer usó su cuchillo de castrador, remendó con hilo de coser la costura sin anestesia, y madre e hijo vivieron muchos años.
Notables son los métodos anticonceptivos; fue hallado en un papiro egipcio el método de colocar en el fondo del órgano sexual femenino un emplasto de goma arábiga y partes molidas de un cocodrilo.
En 1667, en Londres, el colegio de medicina pagó a un loco, para hacer una transfusión de sangre de cordero.
Lo curioso es que el loco sobrevivió, aunque se sintió transformado en un hombre diferente.
Cuatro   siglos  después un anatomista italiano  perfeccionó el preservativo con tripas de cordero.
Pasó el tiempo y en Cuba se importaron de China varios millones de preservativos, pero eran tan pequeños que los cubanos se los ponían muertos de risa en el dedo meñique. Al fin fueron retirados del comercio y no faltó quien los inflara y los pintara de colores para adornar    fiestas de carnaval.
Una de las máquinas de escribir, hace dos siglos, se llamaba “piano de escribir”, y la usó con éxito Mark Twain.
La primera máquina de escribir en chino fue usada por el escritor americanizado Lin Yutang
El corsé de varilla de acero  en el siglo XIX fue muy popular, pero se dejó de usar por lo peligroso e incómodo.

Todo esto y mucho más habla de nosotros los humanos. Yo diría, animales humanos.
“HOMO SAPIENS” parece un poco presuntuoso, sobre todo ahora que conocemos el posible destino de nuestra civilización, nada prometedor.

Lo cierto es que desearía equivocarme y arribar a un destino pleno de sabiduría, libre de injusticias, con humanos mucho más evolucionados sobre todo moralmente.  

roberto ángel merlo

viernes, 24 de mayo de 2013

NAUFRAGIO




NAUFRAGIO.
Cuando la conoció, él supo que no habría otra igual.
Ella era capaz de alentar cualquier esperanza. Ella sabía dar para  suplir cualquier carencia.
Amó por ella y por él, que no comprendió cuánto lo amaba.
Que ella transformaba su afecto  en los gestos más  cercanos.
Convirtió el grito en suspiro, la indiferencia en comprensión.
Como a un guante, él dio vuelta la realidad  que nunca volvería a disfrutar.
Ella recordó cuando él le preguntaba ¿Quién es el sol? No dudaba, sentía que era ella,  la veía hermosa, pero supo que en la primera tempestad no podría   timonear sus emociones  y quedaría a la deriva.
Ella lo miró con otros ojos. Vio más allá de lo poco que le quedaba.
Y escribió su nombre para no olvidar jamás. Escribió el nombre del que la había  amado sin comprender.
Escribió las palabras que le daban sustento, que la apuntalaban.
Él prefirió esperar, sin comprender que ella perecería en el naufragio, aun con la más inverosímil de las esperanzas.

roberto ángel merlo

sábado, 18 de mayo de 2013

APENAS







Con mis dos piernas, sin sombrero, y quizás alguna moneda en el bolsillo, salgo a tomar aire, e intento aceptarme como un apenas.
Es invierno, y aunque el sol raspe las ventanas, los pájaros   esperan mejores épocas, no están  convencidos, no saben del almanaque, aunque la quietud  les aletargue el pulso.
La nostalgia no renuncia a sus sofismas, y debo contentarme con  soñar que ella esta conmigo, para sentirme otra vez en este mundo.
He ensayado  palabras  para  decirle, pero debo conformarme con acariciarle la mejilla a la ternura, y esperar  que  salgan como pájaros inquietos a  espiar sus pasos,   y luego la elocuencia  me acompañe.
Soy un pájaro  y  necesito que me acompañe  en el sendero azul,    recorriendo  lugares   frente al brillo  del  río,  para mirar el atardecer y la salida de la luna asomándose desde las islas
Sentados en el   banco de  una plaza   veremos  entre las ramas de los eucaliptos y los sauces,  las torcazas que se persiguen en silencio.
Tomaremos unos mates,  uno cebado a río creciente, otro tangueado al verre,  otro  cronopiado con honores franceses,   chupado en  ella, acentuado en ella, rebelde en ella,  legitimado en ella...


roberto ángel merlo


                                                           

viernes, 12 de abril de 2013

Debo denunciar el plagio a mi cuento "EMBRUJO".
 Lo había publicado años atrás con el tiulo "LA NOCHE DEL CUERVO". Le hice luego unas correciones (lo hago amenudo con mis trabajos).
El plagiador es FELIX LÓPEZ, que tuvo la desfachatez de dejarme un comentario diciendo que YO lo plagiaba a él.
A partir de ese momento registré mis trabajos en SAFE CREATIVE  para evitar que se produzca un incidente similar.

roberto angel merlo

viernes, 5 de abril de 2013

RITUAL DEL FUEGO


                                          
                                           
                               
Tina, mi querida Tina…Es posible que en  tiempo muy breve deje de ver el rostro de Tina, tan distraída,  tan ausente. Al conocerla  en la fiesta de unos amigos, me había impresionado como un coral, sumergida en las profundidades,   lejos de la agitada superficie,  rechazando frases hechas,  palabras convencionales.
 La recuerdo acurrucada dentro de su propia mirada, preparada al salto felino pero aferrada a sus miedos y al pesimismo mal disimulados.  Ingenua,  tímida,  con  su menudo cuerpo, elegante con su traje gris y la blusa blanca.
Mi amigo  se acercó con ella y su   mujer, y me dijo: “Ésta es Tina”. Entonces rocé su tibia mejilla,  y reparé en  esa vida interior que pugnaba por tomar alas. Ella  se me pegó durante  la  noche  con una  sonrisa esperanzada.  Conversamos,   yo atraído por su ternura en el vano desierto cotidiano.
 Después de varias copas, estaba convencido. Amanecía,  y  la mayoría  se  había  retirado.   Ella se encontró de pronto en el piano,  ejecutando la Danza Ritual del Fuego de Manuel de Falla,  metiéndose con los dedos en el teclado, y saliendo transformada en llamas bajo la tapa levantada y reluciente, liberándose  a  sí  misma en variaciones infinitas,  prolongándose en un final que es retorno al principio, como esto que ahora se termina,   y quizás sea, a su vez, el principio de otra cosa.

Nos fuimos,  el sol nacía,  éramos los últimos. Ella me contó de su viudez; yo sentí su soledad y su tristeza.  Me fue fácil conmoverme.  Ven, le dije,  te llevo,  mientras ponía mi brazo en sus hombros.
 Se me apretó, los ojos húmedos.
 A partir de entonces fue vernos todos los días. Al tiempo, Tina se mostraba lejana, pesimista. Pero tocaba el piano  como una acróbata, una malabarista. Todo lo que se puede hacer con un teclado de ochenta y ocho teclas.    
 Pasó el  tiempo y el piano quedó olvidado.  La recuerdo llorando, hablándome, explicando cosas.
 Después de dos años  comencé a eludirla, comprendiendo que   me arrastraba  a  creer  que  no valía la pena, la muerte era la gran salida; debe haber sido cuando me echaron del banco, porque no me importó.
 Me  sumergí en la nada fácil, en el “total para qué”, y a decirle cosas con el afán de no contradecirla.  Ella escuchaba en silencio hasta que  advertí mi error. Quise sacarla del camino sin retorno, pero   sus maneras suaves y tiernas,  me superaban.  
Había días  normales. Se sentaba en el piano, ejecutaba el número dos de Rachmaninov,  el scherzo de Saint-Saëns. Yo embelesado, escuchaba.  Pasaba una semana, un mes. En esos  interludios trataba de traerla a la realidad sin encontrar la solución. Tenía que ayudarla, sacarla de esa  agonía, y le decía  lo lindo que sería romper los límites que nos contienen,  pasar esa puerta abierta al todo,  a la felicidad,  a la alegría. Ella me escuchaba, sonreía,  y sin contestar se perdía en el teclado escapando por las octavas.
 Al admitír mi impotencia, me abandoné  preguntándome qué hacer.  No  entenderla, no ayudarla, era prolongar ocaso y  vitalidad  agotándose  a diario.
Hasta que  sucedió.
 Y ahora que la  veo, los ojos violáceos, las mejillas azuladas,  caída sobre la alfombra,  el frasco todavía en su mano,  el piano sonando eternamente, las llamas devorando las cortinas, las alfombras,  recuerdo  ese eterno  círculo de la Danza de  Manuel de Falla, la Ritual del Fuego.
roberto angel merlo
                                                                                                

miércoles, 20 de marzo de 2013

¿EXISTE LA BELLEZA?




En algún momento me he hecho la pregunta. ¿Existe o es una invención nuestra?
No es fácil contestar  en términos filosóficos, pero sí plantearse como un ser humano más,  el interrogante en busca de una respuesta.
Basta sólo mirar un paisaje que nos atrae, una pintura que nos gusta, leer algo muy bien escrito, una mujer joven que pasa, o mejor que dialoga con nosotros (para las mujeres comúnmente vale un hombre joven), escuchar un tema musical, la voz de alguien que sepa llegar al corazón con su timbre de voz y su convicción al cantar, una obra de arte en cualquiera de sus manifestaciones, un perfume embriagador, unas flores lozanas y de armoniosos colores, y muchas cosas más   para contestarse:
       --Sí, existe.

Pero  es indudable que la simpatía puede predominar sobre la belleza física. Preferimos más unas facciones no perfectas del punto de vista de las proporciones y sí la atracción que produce una personalidad equilibrada, comprensiva, que sepa apreciar  los valores ajenos, que manifieste los propios, y sobre todo que tenga una moral sana.

Cuando se trata de  una buena voz y una feliz interpretación, se conjugan al ver   el video de   Paula  Fernandes :   “Näo Precisa”  .
Cantante pop brasileña, joven, bonita, muy buena voz, una voz educada desde los ocho años.  Actualmente tiene 25 años.
roberto a. merlo

“NÄO  PRECISA”
Dices dice que no necesitas
Vivir soñando tanto
Que vivo para hacer
Demás, por ti...

Dices que no necesitas
Cada vez que canto
Una canción de más, para ti

Pero tiene que ser así
Para ser de corazón
No digas no necesitas
Ah ah ahh

Tiene que ser así
Es tuyo mi corazón                                                                  
No digas no necesitas                                                
Ah ah ahh

(Victor y Leo)
Yo ya soñé con la vida
Ahora vivo un sueño
Pero vivir o soñar
Contigo, es igual

No digas no necesitas
Yo digo que es preciso
La gente se ama demasiado
Nada de más

Pero tiene que ser así
Para ser de corazón
No digas no necesitas
Ah ah ahh

Tiene que ser así
Es tuyo mi corazón
No digas no necesitas
Ah ah ahh

 

Licencia estándar de YouTube

jueves, 7 de marzo de 2013

¿QUÉ NOS PASA?




Hay un país que era democrático cuando tres partes de Europa no lo eran, un país que era uno de los más prósperos de la Tierra cuando América Latina era un continente pobre.  Acabó con el analfabetismo,  con un sistema educativo que era un ejemplo. Ese país,  era   de vanguardia.
Hoy, está empobrecido, caótico y subdesarrollado.
Es claro, estamos hablando de Argentina.
 Suficiente ver la posición que ocupa en el ranking mundial.
 ¿Alguien lo invadió?  No, nosotros  hicimos eso,  elegimos a lo largo de medio siglo las peores opciones, el error, y perseveramos en el error a pesar de las catástrofes que  han ido sucediendo.
Un país  culto, producto de la personalidad de Sarmiento, Alberdi, Roca,  privilegiado con un clima diversificado, con pocos habitantes en un enorme territorio, en un continente  que concentra  todos los recursos naturales.
¿Por qué no estamos al nivel de Suecia o  Suiza?
Porque  elegimos ser pobres, vivir bajo dictaduras,  desentendernos de la educación, con un pésimo comercio exterior. Perdimos un país de clases medias, donde no había pobres en el sentido latinoamericano de la pobreza.  Ahora hay una   degradación política e intelectual.
 Hemos perdido miles de oportunidades,  RETROCEDIDO EN EDUCACIÓN, no producimos, no alentamos la industria privada, degradamos al campo, origen de nuestra prosperidad.
Cortos de vista,  nos conformamos con el fútbol.


lunes, 25 de febrero de 2013

ANSIAS




Uno puede mezclar igual el whisky con la menta,  diluir de todos modos azúcar en el café, y  sin caer, continuar dando pasos.
La boca no por ello renunciará a su oficio de sonreír.
El sueldo se cobrará más o menos puntualmente, y el invierno, casi siempre nos encontrará vestidos.
Uno, que se pasó la vida haciendo tratos con  los santos, negociando con los pájaros,
ansía arrancarle una  sonrisa  a los  ojos de  la vida,   y seguir mezclando whisky con la menta,  y seguir luchando, y seguir sonriendo.

roberto a. merlo

sábado, 16 de febrero de 2013

CIRCO



   Somos  humanos, pero hay un porcentaje    con ropas,  con un  ligero barniz que los cubre;  un término medio, y  otro  pequeño, donde la humanidad es notoria.


 Pedaleando  entre  tanto  gris  del  barrio ,  se  encontró   con  el  circo.   Nunca  había  espiado un  circo.  Apoyó  su  bicicleta  en  la  valla  amarilla,  y comenzó a  sentir que el viento le borraba las costumbres, le despejaba el cansancio,    desandaba  vejez y  aburrimiento.  En ese hueco del recuerdo,  el viento rebotaba en una y otra jaula como  en su infancia.
      Se  topó  con  acróbatas,    leones  cabizbajos,   una  pantera  que  dormía.   Volvió  al  día  siguiente  y    todas  las  mañanas ,  a  veces  por  la  tarde.   El  guardián  sonreía  al  verlo  llegar.   Espió  vaivenes  de   payasos,   ensayos  de   acróbatas,   y  sintió  tristeza  por  los  animales  en  cautiverio.  Su  cara  flaca  y  arrugada      formó  parte  de  la  valla  perimetral   del  lugar.  
        Lo  dejaron  franquear  el  portón  de  entrada.  Él  se  apoyó  en  la  barra  de  hierro próxima   a  los  jaulones,  y  miró   a  los  felinos.   Al  cuidador  no  le pareció extraño,  había comprendido  que   se  sentía  vinculado  a  los  animales,   que   algo    lejano  en  el  tiempo  lo unía a ellos. 
     Participaba  en  la  alimentación  de  perros  monos  y  leones,   mientras  conversaba  con  ellos.  Entonces veía a los  felinos    amontonados  en  el  mezquino  piso  de  madera ,   mirando  con  ojos  turbios  a  los  que  se  acercaban,   apoyando  la  cabeza  contra  los  barrotes.  
    Avergonzado,   sentía  la injusticia  de   esos  cuerpos  inmóviles  y  silenciosos,  aplastados  en  el  piso.  Imaginaba  al  león  más joven  en un mundo verde y exuberante, donde sobraba el espacio.  Veía  su  cuerpo elástico  y  sigiloso  condenado  a  la  inmovilidad.
     Apoyado en la barra, intentaba penetrar la expresión ausente, buscaba acercarse a los ojos enormes, ingresar a ese mundo salvaje. Ellos lo miraban, inmóviles, orientando sus orejas, olfateando.  Tal vez captaban su esfuerzo por entender lo impenetrable de sus vidas. Los animales  lo reconocían,  lo toleraban.  Los leones movían  los  enormes  dedos  de  una  u  otra  pata,  clavando  las  uñas  en  la  madera.  Los  jaulones  eran  tan  chicos,  que  apenas  giraban  el cuerpo  daban  contra  los  barrotes. 
Esa inmovilidad  obligada    hizo  que  se  acercara  atraído,  la  primera  vez  que  los  vio.   Era   peor  que lo   observado  de  niño    en  las grutas  de  piedra  del Jardín de Niños. .
      Al fin creyó  entender  la actitud  secreta  que  expresaban :   transgredir  el  tiempo  con  una  postura  indiferente.  El  movimiento  repentino  de  sus  garras  contra  la  madera    le  probó  que  eran  capaces  de  evadirse  de  esa  apatía    en la  que  se  sumergían  horas  enteras.  
      Lo  obsesionaban    sus  ojos,   la  delgada  línea  vertical  y  negra  en  el  globo  amarillo  verdoso,   su  profundidad,  que  paulatinamente parecía  menos insondable.
        Entonces percibió  que  se  estaban  acercando.  
        No  hubo  nada  de  extraño,    eso tenía  que  ocurrir.   Cada  vez el  reconocimiento  era  mayor.   Cada  fibra  de  su  cuerpo  sufría  una  tortura indecible,   un  sufrimiento  rígido  en  el  piso  de  la  jaula.   Espiaba  algo,  un  remoto  tiempo  de  libertad  amordazada  en  que  el  señorío  había  sido  de  los  leones.  
       Volvió  muchas  veces   atormentado.   Ellos  y  él  lo  sabían.   Su  cara  pegada  a  los  barrotes,  sus  ojos  comprendiendo    el  misterio  de  esos  otros  ojos.  
      Sin  violencias ,  sin  sorpresa,   el  león  recuperó   el   brillo  en  su  mirada  y  la  elasticidad  de  su  cuerpo.    

      Los  vecinos  notaron    la   ausencia de don Francisco.   A nadie le pareció extraño que    en los ojos de uno de los leones, sonriera don Francisco.
roberto a. merlo

.

domingo, 10 de febrero de 2013

NIÑEZ


Mi abuela sembraba grietas en el balcón antiguo,
y por ese balcón yo entraría a la selva de sus relatos.
Durante el día mi madre  nos enseñaba dibujo, pintura, modales, escritura.
Entonces era un niño que sostenía en las manos un elefante de oro.
¿Qué triángulo se dibujaba en el verano de las noches
entre mi madre, mi abuela y yo?
¿en qué abismos se apoyaban los vértices
cuando los bordes que se estiraban como elásticos
me hacían saltar más allá del asombro.
Después lo supe, no existen los colores, las retinas se maravillan
ante la luz
.
r.a.merlo

miércoles, 6 de febrero de 2013

EL ESCRIBA




El escriba anotaba la palabra   “sol” en todas sus acepciones, pensando que sería el recurso más adecuado para otorgar luminosidad a su escritura.
A diario abusó del desvalido diccionario, devorando tantas palabras como fuera posible, hasta que una noche la palabra dentellada”, aun sin usar, lo atacó ferozmente.
Para él, que nunca ocupó lugar alguno, para él, que ni siquiera se preguntaba qué es un lugar, vivir en un grano de arena sería más valioso que para nosotros habitar nuestro  mundo. Después de todo, pensaba,  el universo quizás fuera apenas algo más que un grano de arena.
A menudo sentía la culpa como un extraño vampiro, que en los atardeceres emite ultra silencios, para clavar sus colmillos en el lugar más bullicioso de su sangre.
Su mujer, como tantas, no lograba comprender  que la Venus de Milo diera a luz criaturas de brazos  tan perfectos.
roberto a. merlo

viernes, 25 de enero de 2013

SEPTIMA, HECHICERA


Séptima fue esclava bajo el sol africano, en la ciudad de Hadrumeto. Y su madre Amoena fue esclava, y la madre de ésta fue esclava, y todas fueron bellas y obscuras, y los dioses infernales les revelaron filtros de amor y de muerte. La ciudad de Hadrumeto era blanca y las piedras de la casa donde vivía Séptima eran de un rosa trémulo. Y la arena de la playa estaba sembrada de conchillas que arrastra el mar tibio desde la tierra de Egipto, en el lugar donde las siete bocas del Nilo derraman siete limos de diversos colores. En la casa marítima donde vivía Séptima, se oía morir la franja de plata del Mediterráneo y, a sus pies, un abanico de líneas azules resplandecientes se desplegaba hasta al ras del cielo. Las palmas de las manos de Séptima estaban enrojecidas por el oro, y las puntas de sus dedos pintadas; sus labios olían a mirra y sus párpados ungidos se estremecían suavemente. Así iba por los caminos de las afueras, llevando a la casa de los sirvientes una cesta de panes tiernos.
Séptima se enamoró de un joven libre, Sextillo, hijo de Dionisia. Pero no les está permitido ser amadas a aquellas que conocen los misterios subterráneos, ya que están sometidas al adversario del amor, que se llama Anteros. Y así como Eros gobierna el centelleo de los ojos y aguza las puntas de las flechas, Anteros desvía las miradas y atenúa la acritud de los dardos. Es un dios bienhechor que mora en medio de los muertos. No es cruel, como el otro. Posee el nepente que da el olvido. Y porque sabe que el amor es el peor de los dolores terrestres, odia y cura el amor. Sin embargo, no tiene el poder de echar a Eros de un corazón ocupado. Entonces toma el otro corazón. Así Anteros lucha contra Eros. Por esto fue que Sextillo no pudo amar a Séptima. Tan pronto como Eros hubo llevado su antorcha al seno de la iniciada, Anteros, irritado, se apoderó de aquel a quien ella quería amar.
Séptima supo del poder de Anteros en la mirada baja de Sextillo. Y cuando el temblor púrpura aferró al aire de la tarde, salió por el camino que va desde Hadrumeto hasta el mar. Es un camino apacible donde los enamorados beben vino de dátiles recostados en las murallas pulidas de las tumbas. La brisa oriental sopla su perfume sobre la necrópolis. La joven luna, todavía velada, va allí a vagabundear, incierta. Muchos muertos embalsamados alardean alrededor de Hadrumeto en sus sepulturas. Y allí dormía Foinisa, hermana de Séptima, esclava como ella, muerta a los dieciséis años, antes de que ningún hombre hubiese respirado su olor. La tumba de Foinisa era estrecha como su cuerpo. La piedra abrazaba sus senos oprimidos por vendas. Muy cerca de su frente baja una larga losa cortaba su mirada vacía. De sus labios ennegrecidos se elevaba todavía el vapor de los aromas en que la habían empapado. En su mano quieta brillaba un anillo de oro verde con dos rubíes pálidos y turbios incrustados. Soñaba eternamente en su sueño estéril con las cosas que no había conocido.
Bajo la blancura virgen de la luna nueva, Séptima se tendió junto a la tumba estrecha de su hermana, contra la buena tierra. Lloró y pegó su rostro a la guirnalda esculpida. Acercó su boca al conducto por donde se vierten las libaciones y su pasión brotó:
-Oh, hermana mía, apártate de tu sueño para escucharme. La pequeña lámpara que ilumina las primeras horas de los muertos se apagó. Has dejado deslizar de tus dedos la ampolla de vidrio coloreada que te habíamos dado. El hilo de tu collar se rompió y los granos de oro se derramaron alrededor de tu cuello. Ya nada de nosotros es tuyo y ahora aquel que tiene un halcón en la cabeza te posee. Escúchame, pues tú tienes el poder de llevar mis palabras. Ve a la celda que tú sabes y suplícale a Anteros. Suplícale a la diosa Hator. Suplícale a aquel cuyo cadáver despedazado fue llevado por el mar en un cofre hasta Biblos. Hermana mía, ten piedad de un dolor desconocido. Por las siete estrellas de los magos de Caldea, yo te conjuro. Por las potencias infernales que se invocan en Cartago, Jao, Abriao, Salbaal y Batbaal, recibe mi encantamiento. Haz que Sextillo, hijo de Dionisia, se consuma de amor por mí, Séptima, hija de nuestra madre Amoena. Que arda en la noche; que me busque junto a tu tumba. ¡Oh, Foinisa! O llévanos a los dos a la morada tenebrosa, poderosa. Ruega a Anteros que enfríe nuestros alientos si le niega a Eros que los encienda. Muerta perfumada, acoge la libación de mi voz. ¡Ashrammachalada!
Inmediatamente, la virgen vendada se levantó y penetró en la tierra mostrando los dientes.
Y Séptima, avergonzada, corrió por entre los sarcófagos. Hasta la segunda noche permaneció en compañía de los muertos. Espió a la luna fugitiva. Ofreció su garganta a la mordedura salada del viento marino. Fue acariciada por el primer oro del día. Después volvió a Hadrumeto y su larga camisa azul flotaba detrás de ella.
Mientras tanto, Foinisia, rígida, erraba por los circuitos infernales. Y aquel que tiene un halcón en la cabeza no escuchó su ruego. Y la diosa Hator permaneció tendida en su funda pintada. Y Foinisia no pudo encontrar a Anteros, pues ella no conocía el deseo. Pero en su corazón mustio sintió la piedad que los muertos tienen para con los vivos. Entonces, a la segunda noche, a la hora en que los cadáveres se liberan para consumar los encantamientos, hizo que sus pies atados se movieran por las calles de Hadrumeto.
Sextillo temblaba acompasadamente, agitado por los suspiros del sueño, con el rostro vuelto hacia el techo de su habitación surcado de rombos. Y Foinisia, muerta, envuelta en las vendas olorosas, se sentó a su lado.
Y ella no tenía ni cerebro ni vísceras; pero su corazón desecado había sido puesto de nuevo en su pecho.
Y en ese momento Eros luchó contra Anteros, y se apoderó del corazón embalsamado de Foinisia. En seguida deseó el cuerpo de Sextillo, para que estuviese acostado entre ella y su hermana Séptima en la casa de las tinieblas.
Foinisia posó sus labios tintados en la boca viva de Sextillo y la vida escapó de él como una burbuja. Después se encaminó a la celda de esclava de Séptima y la tomó de la mano. Y Séptima, dormida, se dejó llevar por la mano de la hermana. Y el beso de Foinisia y el abrazo de Foinisia hicieron morir, casi a la misma hora de la noche, a Séptima y a Sextillo. Tal fue el desenlace fúnebre de la lucha de Eros contra Anteros; y las potencias infernales recibieron una esclava y un hombre libre al mismo tiempo.
Sextillo está acostado en la necrópolis de Hadrumeto, entre Séptima, la encantadora, y su hermana virgen Foinisia. El texto del encantamiento está inscripto en la placa de plomo, enrollada y perforada por un clavo, que la encantadora deslizó por el conducto de las libaciones en la tumba de su hermana.
                                                      Marcel Schwob


 Escritor simbolista francés nacido en Chaville, uno de los escritores más refinados y cultos de su tiempo. La brevedad de su vida no le impidió desarrollar una obra singular y personal. Alternando la creación con la crítica y con la reconstrucción de leyendas medievales, dejó estudios memorables sobre algunos escritores. Jorge Luis Borges escribió que Vidas imaginarias (1896) de Marcel Schwob, fue el punto de partida para su narrativa. Otras obras suyas son, Doble corazón (1891), Le roi au masque d'or (1892), Mimos (1893), El libro de Monelle (1894) y La cruzada de los niños (1896). Orfebre sutil y poético del lenguaje.

domingo, 13 de enero de 2013

EL MÁS VIEJO DEL MUNDO




Ni siquiera los libros de magia, ni Borelius ni Paracelso ni Hermes Trismegisto lograban conmoverlo.  Ni el escarabajo azul convertido en piedra por la mirada de una Gorgona, ni la ponzoñosa túnica en jirones de la pérfida Deyanira (prudentemente encerrada en un frasco de vidrio), ni el dodecaedro de pálido mármol que descansaba sobre un pedestal de humo negro.
Un solo elemento acaparaba la atención del viejo coleccionista de antigüedades: un singular objeto que lo desvelaba hasta privarlo casi de la razón.
Sin embargo este objeto permanecía oculto en una hermética caja de madera que decoraba su gabinete.  Sabía de qué se trataba,  pero ignoraba su apariencia.  
Sobre la caja se leía una inscripción, una nefasta inscripción incisa en antiguos caracteres  y descifrada por el anticuario:”la que no debe ser vista”.  Auguraba además su destrucción en el caso de ser abierta la caja.
El anciano imaginaba el objeto en cada uno de los hipotéticos detalles, y lo deseaba intensamente. La fatal escritura  atormentaba su cerebro machacándolo a cada instante: “el que no debe ser visto”.  Siguió resistiendo la tentación de abrir la caja, hasta que una tarde se decidió a destaparla, aun a riesgo de perder la fortuna temerariamente invertida.
Con el enigma castigando sus ojos metió una fina hoja de acero en la hendidura leñosa y durante toda la noche combatió sin descanso contra el tenaz  ensimismamiento de la caja.  Al fin lo venció.
En su interior, envuelto en un grueso paño, yacía el objeto.   Con una mirada brutalmente sabia el anticuario pareció traspasar el espesor de la tela.   Con ágiles movimientos de experto la retiró y descubrió tres envoltorios más,  hechos con oscuros papeles de seda: uno doblado hacia abajo, otro hacia arriba, y el tercero nuevamente hacia abajo.   Durante años los envoltorios habían preservado de la claridad al objeto.
Se hizo entonces visible lo que tanto había deseado, y el coleccionista supo entonces que no le habían mentido.  Ceñido en un antiguo marco de plata labrada resplandecía un espejo, el más viejo del mundo.
Lo acarició con deleite mientras se contemplaba en él. Ninguna superficie había reproducido con tal fidelidad de líneas  sus rasgos. Sólo unas esquirlas de luz delataron su enfermiza ambición en el andamiaje sombrío de las pupilas.  Y al comprobar la falta del apocalíptico presagio el entusiasmo creció.
Acaso “el que no debía ser visto”  se había reducido a cenizas…  O habría estallado en pedazos cubriéndolo de infortunio…O simplemente se había escurrido de sus manos transformado en arena…  La felicidad permaneció todavía por unos segundos. Luego una mínima pero creciente convexidad   empezó a modificar la superficie pulida.  Un comportamiento anómalo en el agua del espejo la hizo subir hasta desparramarse, hasta caer transformada en imágenes por sobre los bordes del marco.  Mientras el sorprendido anciano llevaba una de sus manos a la boca y una gota plateada lo invadía  con un inesperado sabor metálico, delgadísimas láminas fluyeron de la profundidad del espejo, inundaron el piso de la habitación, se arremolinaron en los rincones, y ya libres buscaron la calle.

La imagen del rostro azorado del  coleccionista había rebasado el espejo. Un espejo repleto de figuras, un espejo harto de acumular, de repetir, de ilustrar servilmente las formas de este mundo.       
 rober



Solemos utilizar la frase "abrir la caja de Pandora" cuando queremos decir que alguno de los actos que realizamos en la vida nos va a traer nuevos males o nuevas desgracias. 
La historia de Pandora y su famosa caja se enmarca dentro del mito de Prometeo, que robó el fuego a los dioses para entregárselo a los hombres, según nos cuenta la mitologia griega. 
La historia de Pandora es una venganza de Zeus como parte de un castigo a Prometeo por haber revelado a la humanidad el secreto del fuego. 





domingo, 6 de enero de 2013

TRISTE REALIDAD


¿Qué sucede en nuestro país?  Una triste realidad


Los medios de protección que la Constitución nos proporciona, son la libertad y los privilegios y recompensas conciliables con la libertad.
Los argentinos hemos sido ociosos por derecho y holgazanes legalmente. Se nos alentó a consumir sin producir.
Nuestras ciudades capitales son escuelas de vagancia de quienes se desparraman por el resto del territorio después de haber sido educados entre las fiestas la vagancia y la   disipación.
No carecemos de alimentos sino de educación, y por eso tenemos pauperismo mental.
En realidad nos morimos de hambre de instrucción, sabiduría y conocimientos prácticos y de ignorancia de hacer bien las cosas.
Hay quienes se mueren de pereza en la abundancia, quieren comida sin trabajar, viven a costas del Estado y eso los mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición.
El origen de la riqueza son el trabajo y  la ociosidad es origen de la miseria.
La ociosidad es nuestro verdadero enemigo. Es una  infamia porque engendra miseria y atraso mental. De allí surgen los tiranos y el caos de desorden que serían imposibles si hubiera progreso del conocimiento de esa parte ociosa de la población.



  Parte de este texto fue extraído del escrito de  JUAN BAUTISTA ALBERDI del año 1855.