Seguir

viernes, 20 de septiembre de 2013

AUSENCIA



(Troya)
Era tan bello tu rostro, y ahora estás en el suelo, tu hermoso pelo moreno  esparcido como un manto sagrado sobre el brillante piso. Ambos habíamos nacido lejos, tú en Grecia, yo en Italia, pero un destino único nos aguardaba, y ha sido un destino infeliz. Ahora me quedo solo en la casa, sumido en profundo dolor. El hijo que tuvimos juntos es un niño todavía. Apenas podré ayudarlo, y él es muy pequeño para ayudarme a mí. Ambos sobreviviremos a este amargo momento pero iremos acompañados de pena y dolor, porque a quien no tiene madre se le hace más difícil hacer amigos y defender sus propias cosas. Con la vista en el suelo, el rostro surcado por las lágrimas, irá a tomar de la mano a otras madres cuando busque protección y yo no esté allí para ayudarlo, y quizás alguien tenga una mirada de piedad para él, pero será como humedecer los labios al sediento. El destino te ha alejado de mí, y para mí,  este dolor será el dolor más grande para siempre, porque no pude escuchar tus últimas palabras, sino, las habría aferrado  y las habría recordado durante toda mi vida, cada día y cada noche.
 Bajo negras nubes, tu cuerpo será homenajeado y colmado de flores, pero pronto serás presa del tiempo, y tu cuerpo, que tanto amaba, estará corrompido. Hermosos vestidos y túnicas tejidas y cosidas por los mejores artesanos y mujeres,  te habías regalado. Iré a nuestra casa, los recogeré y los dejaré que  alimenten el fuego.
Si, ésta es la única pira que pueda encender en tu honor. Te la ofreceré,  por tu gloria, delante de  mujeres y  hombres que te conocieron.

Roberto ángel merlo